Las motos están implicadas en el 44% de los choques pese a significar solo el 2,4% de la movilidad

El objetivo europeo de reducir a cero las víctimas mortales en las carreteras en el 2050 suena a una quimera difícil de conseguir, aunque surge la esperanza si se observa la evolución conseguida durante los últimos veinte años. Los cerca de 700 fallecidos anuales en las carreteras catalanas que recogía la primera edición del estudio anual del consorcio EuroRAP, con datos del 2000, han pasado a ser 123 en su vigésima edición, dos décadas después. Es cierto que esta última cifra es tramposa por el parón en la movilidad del 2020, pero aún así, en el 2019 fueron 200, un 25% menos que a principios de la década.

La caída de la accidentalidad es sinónimo de carreteras más seguras. El riesgo de accidentalidad al coger el coche se ha reducido en estos veinte años un 73,2%, especialmente en las autopistas, autovías y carreteras desdobladas. Con todo, en las vías convencionales se siguen teniendo cuatro veces más posibilidades de sufrir un accidente. Así son precisamente el 29% de carreteras catalanas que se consideran con riesgo alto y, de hecho, todos los tramos con mayor riesgo de accidente en Catalunya son carreteras de doble sentido.

La Rabassada se considera, por quinto año consecutivo, la carretera más peligrosa de Catalunya

Aunque a lo largo de estos veinte años ha ido variando, la Rabassada es el tramo con más peligro de toda la red viaria catalana a día de hoy. Repite en esa posición por quinta vez y lo hace principalmente por la alta accidentalidad de las motos. Están implicadas en el 100% de los choques que acaban con muertos o heridos graves en la carretera que une Barcelona con Sant Cugat del Vallès por Collserola.

La Generalitat está ejecutando trabajos por valor de un millón de euros para ampliar la calzada y separar los carriles con pintura y resaltos que ayuden a evitar la ocupación del sentido contrario, pero el director general de infraestructuras, Xavier Flores, reconoce que “las conductas inapropiadas se escapan de lo que se pueda hacer con obras”.

Más allá de este punto negro, las motos ahora copan una tasa de accidentalidad mucho más alta de la que les correspondería. En el último trienio han estado involucradas en el 44% de los accidentes con víctimas mortales o graves pese a significar únicamente el 2,4% de la movilidad global, una desproporción que exige soluciones urgentes.

Fuente: La Vanguardia