A.M. Best ha llevado a cabo una prueba de estrés para medir el impacto preliminar del Covid-19 en la solidez financiera de las compañías de seguros calificadas . Los resultados confirman que los niveles de capital de la mayoría de las aseguradoras proporcionaban un amortiguador adecuado contra un posible impacto en sus balances.

La sensibilidad a la pandemia fue mayor para las aseguradoras de Vida/Salud con altos riesgos de activos y mortalidad. También en las compañías con exposiciones materiales a préstamos hipotecarios. Otro colectivo de entidades más afectadas son las operan en domicilios en niveles de mayor riesgo del país. También en aquellas con bases de capital más pequeñas.

El trabajo de la agencia ha abordado 1.400 entidades en todo el mundo. Se centró en el impacto de la pandemia en la suscripción y los activos. Los resultados generales mostraron que la puntuación media del Ratio de Adecuación del Capital disminuyó al 43% desde un 49% a finales de 2019. «Demuestra la capacidad de recuperación del sector de los seguros”, indica la firma. Este análisis no tuvo en cuenta un escenario en el que los contratos pudieran ser anulados.

«Es probable que las aseguradoras vean un golpe significativo en sus ingresos en 2020, en lugar de una disminución material de la capitalización ajustada al riesgo», afirma Mahesh Mistry, director senior de A.M. Best Rating.

«El riesgo de reputación en ciertos mercados también puede ser un problema. Cualquier disputa legal se hace más visible para los consumidores, los asegurados, los reguladores y los legisladores».

Posibles escenarios negativos

El impacto sin precedentes del Covid-19 en la industria y su efecto en la volatilidad de la economía mundial implican que las entidades aún con buen resultados en esta prueba de estrés pueden seguir enfrentándose a presión en sus calificaciones crediticias “si las condiciones se deterioran más allá de los escenarios prescritos”, apunta A.M. Best. Entre ellos, la firma cita:

  • Una segunda ola de pérdidas por mortalidad derivada de un resurgimiento de la pandemia.
  • Un aumento significativo de la experiencia en materia de reclamaciones para los segmentos de las líneas comerciales, como la cancelación de eventos, interrupción del negocio o el seguro de crédito comercial.
  • Decisiones sobre las cláusulas de los contratos, los resultados de los litigios y las decisiones gubernamentales.
  • Un mayor deterioro de los mercados financieros que dé lugar a pérdidas materiales de inversión o a la depreciación de los activos

Fuente: “Noticias” de INESE de 20 de mayo de 2020