“La creciente desigualdad, los cambios drásticos en los comportamientos de los consumidores y un bloqueo que está afectando significativamente a las perspectivas de los jóvenes, la salud mental y el bienestar, son asuntos altamente interdependientes que impactan la economía global, la geopolítica y nuestras sociedades en igual medida”, afirma John Scott, director de Riesgo de Sostenibilidad y Zurich Insurance en el informe ‘WEF & Zurich Insurance Covid-19 Risk’.

A esto hay que añadir los niveles récord de desempleo debido a las medidas de confinamiento y los efectos que éste también en la salud pública. El informe detalla los riesgos sociales que trae consigo la era posCovid19:

Empleo

Teletrabajar aumenta el riesgo de aislamiento, alcoholismo, tabaquismo y problemas de espalda debido a una mala postura. Por otro lado, aunque el Gobierno era visto hasta ahora como la mejor red de seguridad, las empresas han tenido que aceptar que también tienen que proteger a sus trabajadores para sobrevivir y prosperar.

“Volver a una fase de crecimiento anterior a Covid-19 es probable que sea una tarea larga y difícil y las empresas probablemente utilizarán menos empleados en el futuro. El desafío de volver a la normalidad es, por lo tanto, una elección tanto psicológica como económica”, sostiene el informe.

Desigualdad

La crisis económica ya ha afectado a aquellos en grupos más desfavorecidos socialmente de manera mucho más intensa. Algunas personas tienen que enfrentarse al dilema moral de elegir entre trabajar para generar ingresos o quedarse en casa para proteger la salud de su familia.

Por lo tanto, la exposición continua a riesgos para la salud a la que se enfrentan los trabajadores esenciales, “que a menudo se encuentran entre los peor pagados, aumenta la preocupación por el aumento de las tasas de mortalidad entre las personas en estos trabajos, lo que pone de relieve importantes desigualdades sociales, de ingresos y de salud”.

Generaciones futuras

La salud mental y el bienestar de los jóvenes se está resintiendo, al igual que sus perspectivas a largo plazo. El informe recuerda que el empleo juvenil en las economías desarrolladas acababa de llegar a los niveles anteriores a la crisis financiera de 2008. “Y en las economías en desarrollo, el desempleo juvenil ha aumentado de forma constante, creando un riesgo real de malestar social”.

“Actualmente, el 80% de los estudiantes del mundo, más de 1.600 millones de jóvenes, no asisten a la escuela y muchos estudiantes en comunidades más pobres carecen de las herramientas necesarias para acceder a cursos online o no pueden trabajar fácilmente en casa”, añade el informe.

Comportamiento del consumidor

Por último, el trabajo destaca que los hábitos de los consumidores ya están cambiando, incluso en la fase de vuelta a la normalidad en la que se encuentra la mayoría de los países en este momento. En marzo, el gasto global de los consumidores fue menor cada semana respecto a la anterior.

Sin embargo, en las últimas dos semanas de abril y principios de mayo, el gasto “se recuperó un poco cada semana en previsión de un movimiento hacia una fase de ‘normalización’”. El consumo ha pasado de centrarse en productos básicos como la alimentación a los objetos para el hogar y ropa. Sin embargo, todavía no hay ningún gasto significativo en ocio.

Para Scott, los impactos sociales de la pandemia en el futuro “cambiarán nuestra forma de vida para siempre, a nosotros como individuos, como fuerza laboral, sociedad y las futuras generaciones. Estas dimensiones sociales de la crisis, incluidas las fricciones generacionales y el estrés continuo sobre el bienestar de las personas, las sentirán las personas en todo el mundo y crearán consecuencias sociales sustanciales a largo plazo”.

No obstante, “tenemos motivos para el optimismo. Necesitamos centrarnos no solo en una solución de atención médica, sino también en una recuperación que pivote sobre el clima, la sostenibilidad y los riesgos sociales como la desigualdad, la salud mental, la falta de cohesión e inclusión social. Si no hacemos esto, es probable que las brechas en la desigualdad, especialmente financieras, continúen y aumenten”, concluye.

Fuente: “Noticias” de INESE el 4 de junio de 2020