MAPFRE se ha fijado más de 30 objetivos con horizonte 2021 para luchar contra los retos globales

MAPFRE ha donado más de 3.000 ordenadores a cerca de 70 colegios, fundaciones y organizaciones no gubernamentales, principalmente de España en los tres últimos años, con el objetivo de apoyar la educación en entornos con mayor falta de recursos y promover la economía circular.

Con esta iniciativa, la aseguradora no solo contribuye a apoyar la educación y reducir la brecha digital en los entornos con menos recursos, sino también, a evitar el impacto medioambiental que produciría la eliminación de 12.000 kilos de material informático.

Solo en 2020, un año especialmente difícil para muchas familias, la entidad donó un total de 1.322 equipos informáticos, proporcionado así una segunda vida a los equipos de los empleados, que fueron sustituidos antes del confinamiento, como señala en un comunicado.

La ONG SozialIT ha sido la entidad encargada de reparar los más de 3.000 ordenadores para que puedan ser utilizados como herramienta educativa en aquellas áreas geográficas menos digitalizadas. Su proyecto más destacado, y en el que MAPFRE ha colaborado activamente, ha permitido equipar distintas escuelas en Guatemala para reducir la desigualdad de muchos menores que viven en comunidades indígenas.

Más recientemente, en enero de este año, MAPFRE ha entregado 100 equipos informáticos a la Fundación Manantial en Madrid que presta atención integral a personas con problemas de salud mental, facilitando así el acceso a la educación y al ocio de muchas personas que se han visto gravemente afectadas por el confinamiento.

MAPFRE se ha fijado más de 30 objetivos con horizonte 2021 para luchar contra los retos globales, como la emergencia climática o la desigualdad, en el marco de su compromiso con la sostenibilidad y en línea con su Plan de Sostenibilidad 2019-2021, que incluye múltiples proyectos para lograr ser una empresa neutra, convertirse en un referente en economía circular y promover la inclusión y la igualdad de oportunidades, entre otros.

Fuente: El Economista