Es la primera entrevista que concede a un medio del sector y se la ha concedido en primicia a La Comunidad del Taller. Francisco de la Puente es desde noviembre de 2021 presidente de APCAS, la asociación nacional que defiende los intereses de los peritos. Hombre cercano, de trato fácil, su mercado no es el nuestro, pero lo conoce. De Oviedo, donde nació un 31 de julio de 1960, y médico de formación, encontró en la pericia -en el ámbito de la valoración de daños personales- una profesión a la que lleva dedicado desde el año 1990. Defiende la independencia de los peritos, pero reconoce las presiones y la dificultad que a veces encuentran para desarrollar una profesión a la que, después de treinta años dedicados, no sabe si recomendaría a los más jóvenes dedicarse. 

La situación actual de los peritos de automóviles…

Tienen un exceso de presión para trabajar. La pericia es una labor técnica y requiere de un poco de tranquilidad: todos quieren una respuesta rápida, existe demasiada prisa y eso se traduce en un incremento de la tensión laboral. Además de esto, existe una presión importante sobre los precios: hacer labores técnicas y de servicios con una presión sobre los precios a veces impide que las cosas se hagan todo lo bien que podrían hacerse.

“Existe una presión importante sobre los precios: hacer labores técnicas y de servicios con una presión sobre los precios a veces impide que las cosas se hagan todo lo bien que podrían hacerse”.

En España, los peritos reciben 33 euros de media por peritación, desplazamientos incluidos…

Eso en automóviles. La pericia de daños personales, por ejemplo, está por encima; igual que la de daños materiales de riesgos diversos…

¿El perito de automóviles es el que menos cobra de media?

El gasto que ocasiona un siniestro del automóvil en daños materiales es menor que en diversos. Al ser el coste general del siniestro más bajo, la peritación también tiene que ser más barata.

¿No es injusto que a un perito se le pague más o menos en función de la rama que trabaje? Tendría más sentido que se valorara el trabajo en sí, la formación requerida…

Claramente, pero el problema viene de lejos. Y es que el precio de la póliza de seguros no está ajustado al valor de los siniestros.

Lo lógico sería preguntarse cuánto cuestan los daños materiales -los de la reparación en el taller-, cuánto cuestan los daños personales del accidente de tráfico -los gastos médicos, si los hubiera- y cuánto cuesta la labor de los peritos. A esos valores sumarles los costes de producción -tramitadores, infraestructura, comercial…-, una ganancia y calcular con todo esto un precio para las pólizas de seguro. El problema es que las compañías no calculan los precios de sus seguros de este modo, sino al revés: establecer el valor de la prima siguiendo los precios del mercado: ¿qué precio es con el que mejor compito? Si eso va a la baja, como está sucediendo, al final repercute en todo ese proceso de atención del siniestro. La resolución del siniestro se ve constreñida porque el cálculo de lo que cuesta la prima no está sujeta a los costes reales sino al precio que en el mercado van a poder venderla mejor.

“La solución del siniestro se ve constreñida porque el cálculo de lo que cuesta la prima no está sujeta a los costes reales sino al precio que en el mercado van a poder venderla mejor”.

¿Ese es el motivo principal por el que las aseguradoras presionan sobre los peritos, quieres decir?

Y es difícil de revertir, porque los usuarios están valorando el precio por encima de otras cosas. Se están haciendo pólizas a precios que claramente no pueden atender un siniestro. La competencia entre las aseguradoras se está produciendo basándose en quién da el mejor precio. ¿Las compañías de seguros qué se supone que hacen? Soluciones de siniestros, ese es el campo sobre el que tienen que trabajar. Pero en lugar de hacer eso se están enfocando en vender pólizas, sin prestar atención a la solución del siniestro. El concepto está mal, debería ser al revés.

¿Por qué se produce esto?

Habría que mirar por qué en el comité de dirección de las principales compañías hay financieros, comerciales, directores generales, pero no están los directores de Siniestros. Si el negocio de las aseguradoras es atender siniestros, ¿por qué en la alta dirección no hay nadie que entienda de siniestros de verdad? Ha habido un cambio en el modelo de negocio, ahora están enfocados en vender, vender y vender pólizas; y es algo que hace que toda la presión sobre los costes vaya hacia abajo en la cadena.

Un camino difícil de deshacer…

No sé si es difícil o no, pero puede suceder que aprieten tanto que llegue un momento en que no va a haber nadie que quiera trabajar con las aseguradoras para solucionar siniestros. Si no hay rentabilidad, habrá que buscarla en otro sitio.

Para los talleres esto es complicado, porque algunos que se dedican exclusivamente a la carrocería o mantienen en este segmento mucha parte de su negocio.

Si tienes un huerto y te dedicas al mono cultivo, puede llegar un momento en que dependas mucho de quién te compre lo que siembras. Si ese momento llega, quizá sea buena idea diversificar para tratar de salir de las presiones…

¿Qué están haciendo los peritos para salir de esa presión?

Quien presta un servicio debe tratar de prestar ese mismo servicio, más barato si se puede y de forma rentable, a base de digitalización y de eficiencia en los procesos; o bien a través de la diversificación del negocio: hay peritos que han ampliado su registro de actividad y ahora valoran en otros sectores. Los talleres también podrían hacerlo para no depender tanto en su negocio de las compañías de seguro.

La mano de obra y el coste de la reparación

¿Cómo dirías que es la relación entre talleres y peritos?

Primero, es una relación obligada y por tanto lo lógico sería buscar una buena sintonía. Dicho esto, como siempre, en todos los lugares hay gente de todo tipo. Entre el taller y el perito debe buscarse un acuerdo: no se trata de un conflicto, porque ambos tienen en común que deben solucionar un siniestro. Uno, el taller, comprometiéndose a repararlo; y otro, el perito, buscando que la compañía acepte la solución del siniestro. El problema es que la presión al final repercute en la presión de las dos partes que hablan…

“El taller y el perito deben solucionar un siniestro. Uno, el taller, comprometiéndose a repararlo; y otro, el perito, buscando que la compañía acepte la solución del siniestro. El problema es que la presión al final repercute en la presión de las dos partes que hablan…”.

Dices que el perito debe buscar “que la aseguradora acepte la solución del siniestro”, ¿pero en realidad la labor del perito no debe ser justipreciar el daño a reparar? Que a la compañía le guste más o menos no es algo que debería importar…

Me refiero a que en la relación entre ambas partes el cliente (se refiere en este caso al propietario del vehículo) lo que quiere es que haya acuerdo entre el taller y la aseguradora y que él no tenga que pagar…

No estoy de acuerdo: el cliente lo que quiere es que su coche sea reparado con calidad.

Las dos cosas. El cliente siempre puede ir a reparar, pagar y luego reclamar a la aseguradora. Puede hacerse, por supuesto, pero prefiere que haya un acuerdo entre el taller y la aseguradora.

Y calidad…

Con calidad, claro. El problema es que en el mercado antiguo podía justipreciarse, pero ahora no hay justiprecios. Ahora voy a un hotel y en las aplicaciones tengo un precio, en la recepción otro y si voy con un grupo, otro…

El precio lo sigue poniendo el negocio…

El negocio y el que lo paga.

En el taller de carrocería quien paga no suele ser su cliente. La aseguradora paga en un 90% de los casos, pero quien decide llevar su coche al taller es el dueño de las llaves de ese vehículo. Las compañías redireccionan muy poco, aunque lo intentan mucho, y aun así le dicen al taller cuánto le van a pagar por su trabajo. No tiene ninguna lógica…

Las condiciones son aceptadas por quien debe cobrar… Pero es cierto que si realizo una operación a una aseguradora no puedo cobrar lo mismo que a un particular.

Eso deberá decidirlo el taller…

Los precios dependerán de las relaciones comerciales que haya, si hay acuerdos o no… El perito lo que puede decir a la compañía a la hora de hacer la valoración es que un taller X tiene un valor de hora de Y.

¿Y quién determina ese valor de precio/hora?

El taller, claro.

Si siempre fuera así, perfecto.

Pero la aseguradora, que es la que va a pagar, dice al perito: ‘Yo voy a pagar hasta tanto’. Y el perito le hace llegar ese precio al taller. Y le pregunta: ‘¿Estás de acuerdo?’. Si no hay acuerdo, existen muchas posibilidades para discutir los precios.

¿No te parece injusto que una aseguradora, que habitualmente no conoce ni al taller, que incluso en ocasiones no ha negociado nada nunca con él (o ella), llegue a su casa y diga cuánto va a pagar por la mano de obra?

En los ejemplos que pongo previamente me baso en que hay un acuerdo entre ambas partes.

En numerosas ocasiones los talleres jamás han tenido conversaciones previas con la compañía que le dice a cuánto va a pagar su trabajo…

El perito lo que hará será informar a la compañía y si hay acuerdo, bien; si no, no es un problema del perito. El perito no determina que la compañía pague a 50, 40 o 30; la que va a pagar es la compañía y por tanto es ésta la que decide hasta dónde quiere llegar.

Cuando los peritos acuden a un taller que no mantiene relación comercial con las compañías y aplican un precio de hora distinto al establecido por el taller, ¿dónde consultan ese dato?

Hace muchos años había reuniones entre peritos y talleres para decidir esto. Y se ponían de acuerdo. Pero ahora las compañías han pasado a tomar esa decisión, ¿cómo lo calculan? Pues probablemente viendo cuánto están dispuestos a pagar por el siniestro y no analizando lo que realmente les cuesta, como creo que en realidad debería hacerse. Los peritos no sabemos cómo calculan estos conceptos las compañías, porque no es un dato que sea consensuado con nosotros. El perito lo que hace es ir al taller, a petición de la compañía, a valorar unos daños. Si la mano de obra que la aseguradora está dispuesta a pagar es diferente a la que el taller está dispuesto a cobrar, ambas partes deberán ponerse de acuerdo en otro canal diferente a la valoración del perito, que puede ser Consumo, pagando el propio cliente, un juicio… Los peritos preferimos que haya acuerdo entre la aseguradora y el taller, pero si no lo hay no podemos determinar cuál es la solución. Ambas partes deben ponerse de acuerdo.

Ahora las compañías deciden cuánto pagan por la mano de obra, ¿cómo lo calculan? Pues probablemente viendo cuánto están dispuestos a pagar por el siniestro y no analizando lo que realmente les cuesta, como creo que en realidad debería hacerse”.

 

De la independencia del perito

¿Cómo puede ser un perito independiente?

Primero por una cuestión técnica, hay unos márgenes que establecen cuando algo es reparable o no. Eso es un criterio completamente objetivo. Ahora bien, el coste que tiene un determinado componente, no es una cuestión fehaciente, dependerá de dónde se compre, de lo que diga la póliza, del tiempo que tenga el vehículo… ¿Eso es discutible? Claro que lo es. Entre los talleres incluso existen diferentes presupuestos para hacer un mismo trabajo, porque influyen muchas cosas. Si dos talleres pueden entregar diferentes presupuestos para un mismo trabajo, ¿por qué los peritos sólo pueden dar uno? El perito analiza diferentes presupuestos y según una serie de márgenes y condiciones técnicas entrega uno u otro.

Pero el perito va a taller con unas directrices…

Acude con la información de lo que la compañía está dispuesta a pagar.

El técnico y el reparador son los técnicos, la compañía no sabe cómo reparar un vehículo. Al final la aseguradora no debería determinar cuánto está dispuesto a pagar por algo que no conoce cuánto cuesta, condicionando vuestro trabajo de inicio…

No nos condiciona.

Os ponen un tope antes de ir a valorar la reparación…

Es que el perito va al taller a saber cuál es el daño, valorarlo e informar. Después, lo que cuestan los materiales necesarios para la reparación lo dice el mercado y si la compañía afirma que los recambios los va a pagar de determinada calidad, pues los paga de esa calidad. Es que el cliente debe escoger, ¿no quiere que se repare así? Pues que no acuerde. Pero el perito no fija las condiciones: existen unas condiciones de calidad, que pueden alcanzarse con diferentes precios.

Cuando un cliente decide llevar su coche al taller, la aseguradora no debería entrar a determinar cuál es el coste máximo de una reparación…

No lo hace. El perito determina su valoración, una vez hecha, el cliente también puede pagar el restante… Es decir, si soy cliente y llevo mi coche a un taller que dice que la reparación vale 4.500 y la aseguradora dice que paga 4.000 por la información que le ha dado el perito, puedo pagar el restante yo. Es que el perito no obliga a nadie, da su valoración. Vuelvo a repetir que el perito va contratado por la compañía a un taller con base en unos criterios de coste de mano de obra que la aseguradora está dispuesta a pagar. No quiere decir que sean reales, sino que son los que la compañía está dispuesta a pagar. Puede que el taller tenga razón y el coste de su mano de obra sea mayor. Pues que no acepte. Es que entre el taller y el perito no debería producirse ninguna situación tensa. El perito, el taller y el cliente deberán analizar también con qué compañía quieren tener relación y con cuál no. Y los clientes lo que tienen que tener en cuenta es qué quieren, que no lo tienen claro: ¿que le reparen el coche lo mejor posible o el mejor precio por su seguro?

“El perito va contratado por la compañía a un taller con base en unos criterios de coste de mano de obra que la aseguradora está dispuesta a pagar. No quiere decir que sean reales, sino que son los que la compañía está dispuesta a pagar. Puede que el taller tenga razón y el coste de su mano de obra sea mayor. Pues que no acepte”.

Las compañías no hablan en ningún momento de esa elección…

Es que el taller tiene que explicar también a su cliente qué es lo que la aseguradora quiere hacer. Y si existe algún problema, plantearlo…

Volviendo a la libertad de los peritos, ¿no les presionan las aseguradoras entonces?

En las cuestiones técnicas se es independiente.

¿Completamente independiente?

Debemos serlo. Cada uno tendrá sus presiones, sus necesidades y la capacidad de soportarlas…

¿Por norma general entonces el perito es libre?

Planteo una pregunta para responder: ¿cuántos peritos van a l taller y salen con acuerdo?

Muchísimos, la mayoría…

Si hay acuerdo entre el que paga y el que vende tan mal no lo harán entonces.

Si existen acuerdos no es tanto porque los talleres estén conformes sino porque en ocasiones no se tienen las armas suficientes para poder negociar adecuadamente…

Si después de cerrar una valoración el taller siente que no ha conseguido lo suficiente, es otra cosa, pero no le echemos la culpa al perito. El perito ha buscado un acuerdo y lo ha encontrado, ya está. Ahora bien, si los talleres, aun llegando a acuerdos para reparar, están trabajando por debajo de su coste es un tema complicado porque significaría que existe riesgo de quiebra. Y si quiebran ellos, ¿dónde van a llevar los clientes sus coches a reparar?

Los peritos sois otra parte presionada…

Y todo además en un ambiente de competitividad en el que escuchas que “otros peritos lo hacen mejor”, o “estás yendo un 10% por encima de los demás”. Una presión que existe, claro.

Y con esa presión se visita al taller…

Con todas las presiones de la vida se visita al taller…

Me das la razón entonces respecto a que el perito acude al taller con la espada de los costes sobre su cabeza…

No es una espada, todo el mundo tiene presiones. Y algunos las aguantan mejor que otros, algunos son menos cordiales que otros… lo mismo pasa con los talleres. Es el sector en su conjunto el que está presionado.

En el documento elaborado por las patronales nacionales de talleres, en el que se demanda al estado español por incumplir algunas normativas europeas y de algún modo permitir las presiones que los reparadores sufren por parte de las aseguradoras, la figura de los peritos aparece señalada en varios puntos…

Confunden una cosa. Para que el perito no esté vinculado a las compañías de seguro tendría que ser un ente independiente. Y para ser independiente lo que deberían hacer los talleres es pagar a los peritos su labor junto a las aseguradoras: mitad del coste unos y mitad del coste otros, y se busca a un perito de una lista que se haga o se ponen de acuerdo para llamar a un profesional en concreto. Así lo solucionamos, ¿no? Dependería únicamente de esto. Esa queja que elevaron a Bruselas, en relación a lo que afecta a los peritos está un poco desfasada porque, entre otras cosas, la directriz de los mediadores y corredores no afecta a los peritos. Nosotros estamos fuera.

“Para que el perito no esté vinculado a las compañías de seguro tendría que ser un ente independiente. Y para ser independiente lo que deberían hacer los talleres es pagar a los peritos su labor junto a las aseguradoras: mitad del coste unos y mitad del coste otros”.

¿A qué te refieres?

En el sentido práctico, los peritos no formamos parte del sector asegurador como entidad, somos colaboradores externos. No formamos parte de ese núcleo, pero nos han puesto ahí. Y en la pericia hay profesionales mejor formados, peor formados… Esto es como todo.

Si una aseguradora me contrata para valorar un daño, ¿puedo ir a un taller sin tener mucha idea de peritar?

Claro, pero tendrás problemas cuando tengas que defenderlo. La aseguradora manda a quien quiera. APCAS lo que busca es reconocer la labor del perito, pero la aseguradora puede mandar a quien considere.

¿Cuántos peritos son asociados de APCAS?

2.400

¿Y cuántas personas hay en España desarrollando la labor pericial?

No se sabe.

Es una situación preocupante, ¿es legal que una persona sin acreditación alguna haga la labora de perito?

No existe ninguna reglamentación que diga quién es perito y quién no, ni qué condiciones debe cumplir un profesional de la pericia en términos de formación, por ejemplo. Lo que buscamos desde APCAS es que todos los peritos pasen por una certificación necesariamente.